La ciudad de Casablanca juega con sus contrastes, luce la gigantesca mezquita de Hassan II con 210 metros de altura , en la distancia es una península que emerge sobre el mar, destaca el color verde en el alminar, los detalles y el decorado de arcos, fachadas y puertas, de gran belleza me hacen olvidar los cerca de 30º C que estaba soportando, el interior es visitable a determinadas horas pero lo dejé para otro día menos concurrido de turistas.
Si nos acercamos hacia el esta esta el puerto, plaza de Las Naciones Unidad es un bullicio de personas, hay una estación de tranvías y calles con olores peculiares, comida realizada en la calle, locales con venta de dulces, tiendas de ropa y de joyas, son avenidas muy anchas con aire colonial pero sentimiento marroquí, si Marruecos es diferente observo que Casablanca tiene algo especial.
De vuelta y para no perderme sigo el rastro en lontananza de las torres gemelas "Twin Towers" situadas en el Casablanca Twin Center, un centro de negocios de empresas, hay un hotel, tiendas y supermercado en el sótano (donde compro habitualmente) con sus 115 metros constituyen un signo de modernidad y desarrollo , por cierto diseñadas por Ricardo Bofill en 1998.
Justo detrás de las torres gemelas a 50 metros está el barrio donde vivo Maârif, un laberinto de calles llenas de comercios, puestecillos ambulantes, tiendas y una mezquita que llama al rezo a las 17:00 h y a las 21:00 h, noto diferencia entre la grandiosidad de nuestras catedrales y los esbeltos alminares, sobre todo en los pueblos pequeños que rodean la ciudad. La ciudad empieza a dormir. Vuelvo a casa se hace de noche, mañana será un nuevo día y los alumnos me esperan.
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