domingo, 31 de agosto de 2014


Conjunción planetaria.

Conjunción Venus, Júpiter y la Luna, el 22 de agosto 2014.
Canon 600D: F/5.6 - Focal 53mm - Tiempo exp. 1.6 s.- ISO 400.






Un paseo por Oporto.

Partimos desde Vila Nova de Gaiga, sorteando pequeñas y serpenteantes “estradas”, alejado de vías rápidas, y rodeado de sus afamadas bodegas llegamos al puente de Luis I, el río Duero ya moribundo nos sigue en nuestra travesía. 







Al fondo el Oporto viejo con su belleza decadente encandila, seduce como si el tiempo en algún momento se detuviera y la mano humana construyera anárquicas viviendas a modo de terrazas sobre el río.

Sigo caminando observo el Palacio de la Bolsa , la plaza con la estatua del Infante D. Enrique, el Mercado Ferreira Borges (reconvertido en galería de arte) con hierros rojos construidos en perfecta armonía, encuentro viejas librerías de maderas carcomidas, polvorientas, tal y como las dejaron sus últimos moradores, muchas cerradas. Pastelerías a ambos lados de la calle, olor a pan recién hecho, veo merengues y otros manjares.

Por empinadas y empedradas calles llegamos a la catedral y cerca la estación de S. Bento de 1910 realizada por el arquitecto Marques da Silva , su atrio está revestido con veinte mil azulejos con representaciones históricas del pintor Jorge Colaço. Un placer para la vista.
















Encontramos tranvías de otras épocas cerca de la Plaza de la Libertad, subiendo por la Avenida de los Aliados alcanzamos el ayuntamiento, justo detrás la Iglesia de la Trinidad (Igreja da Trincade). 
Fin de etapa, descanso mirada atrás, vuelta con la mochila repleta de buenas sensaciones de la vieja ciudad de Oporto.


martes, 26 de agosto de 2014

Por tierras gallegas.

Por tierras gallegas.

Galicia en verano, desde Valença parece una extensa alfombra verde, recortada entre colinas, después de unos kilómetros calas,  rías y cabos, el mar penetra entre nubes blanquecinas, una envidia para los que venimos del sur.








En la capital, Santiago de Compostela.














El viajero vive por estas tierras el camino  como propio, es un destino diferente,  ya sea siguiendo la  llamada  de la religiosidad, la curiosidad, la búsqueda de los límites físicos o espirituales o simplemente, la contemplación.




En cualquier caso no deja indiferente a nadie, salimos de Santiago de Compostela rumbo a Fisterra, por la AG-56 seguimos una larga ruta hacia el oeste que nos llevará las rías,  dirección a Noia. Dejando a la derecha la sierra de Outes, una serpenteante carretera nos acerca a la ría de Muros.  Los hórreos presiden la entrada y salida de pequeñas aldeas, hasta llegar  a la playa de Louro.




Después de más de una hora de viaje en la desembocadura del ría Jallas (Xallas en gallego) en Ézaro, el agua dibuja múltiples cascadas, sobre ella rocas ennegrecidas por un incendio ocurrido años atrás. Aguas arriba los embalses de Castrelo y Fervenza.






 



Pasamos Cée y Corcubión  ya cerca de nuestro destino,  dejamos atrás playas interminables descubiertas por la bajamar.


La carretera continúa estrechándose y asciende ligeramente,  hasta llegar a Fisterra , seguimos  la dirección al faro , a la salida del pueblo a la derecha una enorme explanada, lugar idóneo para comer y contemplar las vistas.

A nuestras espaldas la Iglesia Parroquial de Santa María Das Areas, una joya románica que empezó a construirse en del siglo XII, permanece ausente, escondida de la costa  Sus graníticas piedras definen arcos de medio punto. Su origen la remonta, según algunos autores a Doña Urraca y se cree se ubicó sobre un antiguo castro celta.

Se añadieron elementos góticos, quizás de los siglos XIV o XV: la capilla del Carmen, el altar mayor y el baptisterio, todos con hermosas bóvedas de crucería.

El templo no tiene ningún elemento que lo relacione directamente con el Camino de Santiago pese a pasar justo por su parte trasera. Observo que ningún peregrino se detiene.














Poco falta ya para llegar al faro, las vista en Fisterra son inmensas, interminables como las palabras que con las que definieron nuestros ancestros este lugar como “ el fin del mundo”.