La
llamada Dama de Baza es una escultura
íbera labrada en piedra caliza policromada, del siglo
IV a. C.
Representa
a una mujer sentada en un trono alado, probablemente una divinidad de la
muerte, captada según un esquema iconográfico de diosa sedente y trono alado,
muy repetido en el ámbito griego o helenizado.
La Dama de Baza con su ajuar en su ubicación del MAN, (Museo Arqueológico Nacional de Madrid).
Está vestida con tres finas túnicas; un manto le cubre la cabeza y cae a lo largo del cuerpo. Se adorna con una tiara, pendientes, gargantillas y collares; en los dedos lleva varios anillos. Sus pies calzan zapatillas rojas y descansan sobre un cojín. Este conjunto de elementos suntuarios y simbólicos permiten pensar que la mujer representada es una diosa-madre.
El pichón que sostiene en su mano izquierda es símbolo de su divinidad. El detalle que nos revela la función de urna cineraria que tuvo esta escultura es la cavidad situada en el lateral derecho del trono, debajo del asiento, en la que aparecieron los huesos quemados del difunto.
En el cuello y parte posterior de la cabeza se observa el deterioro producido por el tiempo.
La
Dama de Baza la descubrió el arqueólogo Franciso José Presedo Velo el 20 de julio de 1971 durante la excavación de
la tumba 155 de la necrópolis del Cerro del Santuario (Baza,
Granada). Fue
trasladada por carretera a Madrid llegando en muy malas condiciones de
conservación.
Mide
2,60 m de lado y 1,80 m de altura. La escultura apareció junto a la pared norte
de la fosa presidiendo el conjunto, rodeada de cuatro ánforas, cuatro urnas,
tres tapaderas, dos cuencos, armas y otras piezas menores, como un broche de
cinturón damasquinado, tres fíbulas, una fusayola y un dado.
En la actualidad se encuentra en el MAN (Museo Arqueológico Nacional de Madrid).
Fuentes
consultadas:
©
Manuel Molina Almirante. 2014